jueves, 4 de septiembre de 2008

EN EL CALOR DE MI CAMA



Me introduzco en el frío de mis sabanas busco sutilmente tu cuerpo. Mi mente evoca tu imagen, tendida a mi lado. Tu calor junto a mi piel desnuda. Una danza sutil de caricias y besos debajo de las sabanas dan inicio a la noche. Sin prisas, rozando cada centímetro de ti te recorro. Sobre mi puedes apreciar todo el panorama, mi cabeza recostada sobre la almohada, mis brazos alrededor de tu cuello. Tus labios entreabiertos me fascinan, mientras me seduces con tu respiración, que se apresura a cada latido.


Recorro con mis manos tu pecho, siento latir tu corazón, armonioso, fuerte. Me detengo a contemplarte. Te deseo… !! No habré de dejarte ir sin que hayas hecho vibrar cada parte de mi cuerpo!! Y la faena comienza. Siento caer la parte baja de tu cuerpo sobre mí, tus muslos sobre mis muslos, tu sexo sobre mi sexo. Saboreando tus labios, el momento se hace eterno. Mis manos ocupadas en tus pechos, que acaricio y estrujo a placer…Tu placer que se convierte en mío, puedes sentir mi pene crecer entre tus piernas… busca escabullirse, encontrar su lugar, pero aun no es tiempo. Cambio de posición contigo, ahora tu estas arriba. Marcas el camino a besos… de mi boca pasando por mi cuello y por mi pecho hasta llegar a un lugar más interesante, debajo de mi ombligo. Un rastro de vello me indica el camino, mientras mis ojos te piden que continúes. El roce de tus labios me hace estremecer, mientras cierro los ojos y me pierdo en otro mundo. Así… beso tras beso, llego al lugar de tu locura. Comienzas a besarlo de la base a la punta. Ya esta en su esplendor… tieso, grande. Cuando terminas de besar cada centímetro, comienzas a saborearlo, mmm… te encanta su textura!! El glande, como llama encendida reclama su lugar; ya es tiempo. Te preparo a sentarme sobre mi, abres tus piernas y colocas tus rodillas a mis costados, mientras con mi mano apunto nuestros sexos listos a embocar. Así en un solo movimiento quedas dentro, tu cuerpo se sobrecoge al llenarte de mi. Continúa la danza, movimientos arriba y abajo, para que puedas entrar y salir a placer. Mis manos en tus nalgas marcándome el ritmo. Así, siendo uno por tan solo un momento, me haces gemir, mi respiración se acelera… espasmos involuntarios se apoderan de nuestros cuerpos. No puedo pensar, me siento lleno de ti. Solo necesito tu piel con mi piel para hacerme vibrar.