domingo, 7 de septiembre de 2008

Un día como cualquier otro...

En mi acostumbrado café, las personas pasaban frente a mis ojos y el sonido de su alboroto rompia mi tranquilidad, todo era tan cotidiano...pero llegaste tu, con la sensualidad de un cuerpo de mujer, con toda la juventud que deseaba sr poseida. Salí tras de ti, pues de la cafetería y mis ojos siguieron el camino de tu andar hasta un callejon cualquiera, no era ni tu apariencia ni tu soledad lo que me atraía, era tan solo el imaginarte caminando entre las calles, solitaria y tan intrigante... Notaste que mis pasos resonaban tras los tuyos, y sólo dirijiste a mí una mirada llena de complicidad, llena de coqueteria... seguias caminando con un paso más pausado y antes de llegar a un lugarcillo obscuro que carecia de publico, diste la media vuelta hasta quedar frente a mí... tu mirada comenzó a recorrer mi cuerpo súbitamente y al mismo tiempo dabas de vez en vez algunos mordiscos a tu labio inferior... mi respiración parecia acelerarse cuando te acercaste a mí, la fuerza de tus manos rodeo mi cintura y el calor de tus labios comenzó a volverse fuego... mi mano estaba sobre tu pecho y el latir de tu corazón era intensamente mío, tu mano comenzó a explorar mi silueta y juguetear con mi cabello y yo de un tiron te rompi la blusa y vestido que aún cubria el templo de mis pasiones, y vi tus pechos pequeños, redondos, duros yo moria en ese instante por que se desvaneciera...Mientras tus manos comenzaban a recorrer mis piernas, y tocabas mi pene en plna erección logre sentir el motivo de llamarte mía, ambos estabamos hundidos en la plenitud de un ardiente deseo, nuestra agitación era mas frecuente...mis manos comenzaron a acariciar tus senos, daban caricias al por mayor, entre el calor de tu pecho, la fuerza de tu abdomen y el misterio de tu intimidad...nuestros labios parecian hambrientos unos de otros y no dejaban de besarse...Sentiste cada una de las muestras del extasis de este encuentro y tu mirada parecia buscarme en algún lugar del inmenso cielo nocturno que nos cubria...
Tus piernas se abriron permitiendo que mis dedos recorieran toda tu vagina humeda...trepaste a mis caderas mientras yo recostado tomaba el nectar de tus pezones delineados. Podía sentir la tibieza de cada lugar que te tocaba... El deseo no se hizo esperar y tu entrepierna se agitó caprichosa sobre mi sexo... y te penetre, alli en el callejon, escuchando las bocinas de los autos, el paso de la gente, el murmullo de ls personas eso nos hacia excitar mas y cada excitacion era acompañada de movimientos ondulantes, con fuerza , diciendonos palabras al oido que me animaba a seguir penetrandote, martillandote hasta llegar el momento que que explotamos y al sentir toda mi esencia dentro de ti empezasteste a convulsionar de placer...y asi ambos unido, pegado por nuestro fluidos nos quedamos recostados desnudo esperando que nadie rompiera ese momento de pasion y lujuria....