lunes, 8 de septiembre de 2008

CADA NOCHE...

Cada noche me acerco a tu ventana, silencioso, callado y te veo entre las cortinas, observo tu prohibida desnudez, empujo la ventana con miedo parta poder saborear y llenar mi alma con tus olores calidos, voluptuosos, humedos.
Me acerque a tu cama y te bese y tu respondiste mis besos con tu lengua luchando con la mia. Bebí de tus besos una y otra vez, me encanta ver tus brillantes pupilas dilatadas de aquella mirada morena, esos ojos inmensos, llenos de goce e hipnotismo. Un hipnotismo capaz de hacerme repetir la acción las veces necesarias, para calmar tus ansias. Y luego me entregue a tus brazos, ardí en tremenda pasión entre tus brazos, mis sentidos te pertenecían, eres la dueña de mis gemidos. El placer que resulta inalcanzable para algunas personas era, para nosotros, juegos de niños.Te internabas tantas veces, una misma noche, en la oscuridad de mi cuerpo. Conocías tantas maneras de hundirme en un abismo de deseos. Caía en tu red mil veces, me volvía insaciable, con el pasar de los días. Cabalgaba al compás de tus más carnales anhelos. Mi cuerpo parecía haber sido moldeado por tus manos, esas que me hacían estremecer. Todavía siento un ligero, pero celestial, escalofrío, al recordar tus pezones atrapados entre mis dedos o cuando una noche de loca pasion, estabas de rodilla en la cama como una misionera rezando por mas placer y yo me acerque a ti recoste tu espalda a mi pecho pase una mano por tu cuello tocando uno de tus senos mientras mi otra mano dirigia mi pene hacia tu vagina humedad sedienta de mas placer y cuando entro exhalaste un suspiro y comenzamos a movernos, deje tu cuello y tome con mis dos manos tu cintura y comenze a martillarte profundo, fuerte y con cada matilleo proferias insultos , palabras soeces y eso hacia excitarme mas .Incrustaste en mis paredes innumerables jadeos, grandes promesas de amor… Me volví tu esclavo y gustoso arrastraría el ardiente grillete todos los días de mi vida. Me encanta tu irreverencia al momento de hacer el amor, lo maravilloso de sentir tu lengua humedecer cada centímetro de mi cuerpo. Adoro complacer tus fetiches, tu ligero negro, tu antifaz, esos de zapatos altos. De no ser por ti, jamás habría encontrado tantas utilidades a un simple tacón. Accediste a cumplir mi trastornada fantasía de disfrutar de buen sexo en el peor de los moteles. Y cada noche era una experiencia distinta. Contigo, las sorpresas nunca acabaran.